OBJETHOS


Rafael Capurro


  
  
     
Versión original en castellano de la entrevista con Ricardo Torres traducida al portugués y publicada en el sitio objETHOS 2017.


      

1. ¿Cuáles son las relaciones entre la ética informacional y la ética periodística?

La ética informacional tiene una trayectoria corta y una larga. La corta comienza con el impacto social de la computación  especialmente desde la década del 70 y continúa con el advenimiento de Internet en la década del 90. La larga tiene un punto culminante durante la llamada era Gutenberg cuando los filósofos de la Ilustración reflexionan sobre la política del estado y de la Iglesia quienes intentan reglamentar la difusión del saber impreso por medio de la censura. Más hacia atrás esto nos lleva a las diversas formas y transformaciones de comunicación oral y escrita en la Edad Media y en la Antigüedad. Se trata siempre de problemas de poder y verdad: ¿quién tiene los medios y el poder para decir qué cosa a quién, con qué intereses y bajo qué reglas de verdad? Tanto la trayectoria corta como la larga están relacionadas con el periodismo, el cual tiene raíces en la Antigüedad aunque es en la Modernidad cuando se vuelve clave para la democracia. La libertad de prensa es concebida como un cuarto poder de un estado democrático. La ética periodística es parte de la ética informacional pero esta última es más amplia en cuanto analiza normas y costumbres que rigen la comunicación en una sociedad en todas sus formas y medios. El término ética comunicacional se usa a veces para designar la ética periodística. A la ética informacional, vista desde la trayectoria corta, se le llama hoy también ética digital.

Lo importante, más allá de la variedad de las denominaciones, es no confundir la reflexión ética con su objeto, las normas y costumbres (del latín: mores) vigentes en la sociedad. Esta diferencia se suele hacer en el campo académico usando el término de ética o filosofía moral para la reflexión y el de moral para las reglas vigentes. Esta diferencia se hace también,  mutatis mutandis, cuando distinguimos, por ejemplo, la economía de las Ciencias Económicas o las leyes de la Ciencia del Derecho, es decir la reflexión y su objeto.

Ver:
Rafael Capurro: Desafíos teóricos y prácticos de la ética intercultural de la información, En Luis Germán Rodríguez L. y Miguel Ángel Pérez Álvarez (coord.): Ética multicultural y sociedad en la red. Fundación Telefónica, Madrid, 2014, 3-25


2. En las últimas décadas, ¿cuáles fueron los principales desafíos impuestos por los avances tecnológicos relacionados con la ética informacional?


El desafío inicial fue el pasaje de un formato de uno a muchos característico de los medios de comunicación de masas a la interactividad de Internet en donde todo receptor es un emisor en potencia. Inicialmente se pensó al ciberespacio como un especio virtual desligado del mundo real. Paradigmático en este sentido fue la "Declaración de la independencia del ciberespacio" de John Perry Barlow en 1996. Veinte años más tarde el ciberespacio se vuelve parte integrante de la vida social. Los desafíos actuales conciernen no sólo a la comunicación digital sino la digitalización de procesos especialmente en la indutria, la economía y la política. Es por esto que es urgente llegar a un acuerdo internacional de reglas para el ciberespacio  semejante a los acuerdos en otros medios globales como el océano y la atmósfera. Pero dichas reglas no son suficientes en vista a los desafíos de la digitalización en general. Esto último se conoce también bajo el término de Internet de (todas) las cosas (Internet of Everything). Pero  la digitalización no es algo que tiene que ver con las cosas sino con el horizonte de comprensión de las mismas. Llamo a esto último  ontología digital.

Otro gran desafío de la tecnología digital es la así llamada brecha digital que no es sólo un problema de acceso técnico a Internet, sino que tiene dimensiones económicas, políticas, culturales y educacionales. En 2005 Nicholas Negroponte del MIT (Massachusetts Institute of Technology) lanzó la iniciativa OLPC (One Laptop Per Child), es decir, dar a cada niño una laptop que valdría 100,00 US. Esto, creía él, revolucionaría la enseñanza. En los últimos años los teléfonos celulares y otras tecnologías de movilidad digital han cambiado no sólo las condiciones de acceso a Internet sino la comunicación en general. Enfrentarnos al desafío de la brecha digital significa hoy, por ejemplo, proveer a las escuelas públicas con  la infraestructura necesaria para que desarrollen por sí mismas contenidos y formatos educacionales, creando bibliotecas escolares híbridas integradas en la vida escolar y gerenciadas por bibliotecarios profesionales en cooperación con maestros y maestras, todos ellos bien preparados y bien pagados. Un plan tecnocrático, centralizado, como el Plan Ceibal en Uruguay, perpetúa la brecha entre lo digital y lo real y no proporciona formas  de creatividad desde abajo. Todo esto sea dicho sin intento de menguar el valor y la intención política de crear una situación de mayor equidad en base al Plan Ceibal hace diez años. El concepto de brecha digital no es el mismo hace diez años que hoy.

Ver:
Proyecto Huella Digital / Biblioteca Nuevo Roble.
Rafael Capurro y Maximiliano Rodríguez Fleitas: "Let the Orientales be as enlightened as they are brave". The Digital Divide in the Context of Uruguay's Public Schools.
Rafael Capurro: Contribución a una ontología digital.
Deutsche Welle: La voz de tus derechos. Entrevista con la periodista cubana Yoani Sánchez: Brecha digital: nuevos espacios de exclusión,  Berlin, Mayo 2017.

 

3. ¿Qué caracteriza y cuáles son las principales convenciones relacionadas con la ciberética?

La búsqueda de convenciones éticas y legales para ciberespacio así como para todo tipo de procesos digitales que utilizan Internet como un medio para gerenciar diversos procesos en el mundo real, tuvo un momento político relevante con la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (Ginebra 2003, Túnez 2005) organizada por la Unión Internacional de Comunicaciones (ITU), con sendas Declaraciones de Principios y un Plan de Acción donde se hacía incapié en el respeto por los derechos humanos. Una parte de dicho Plan de Acción  (C 10) se refiere explícitamente a la dimensión ética de la sociedad de la información, urgiendo a los gobiernos y al mundo académico a promover el debate y la investigación en este campo.

Desde entonces UNESCO ha organizado encuentros regionales con el objetivo de elaborar y adoptar un código global de ética para la sociedad de la información, entre ellos en Santo Domingo (República Dominicana) en 2006. La primera conferencia africana de ética de la información tuvo lugar en de 2007 en Pretoria, Sudáfrica, bajo los auspicios de la UNESCO. En setiembre de ese año la UNESCO, la Comisión Francesa para la UNESCO y el Consejo de Europa organizaron un encuentro regional sobre “Ética y derechos humanos en la sociedad de la información” que tuvo lugar en Estrasburgo. Se hizo hincapié en los principios éticos de dignidad y autonomía sobre todo en lo relacionado a la protección de los datos personales y la vida privada, asegurando al mismo tiempo la libertad de expresión en Internet y la lucha contra la criminalidad. La Primera Conferencia Regional para Asia y la región del Pacífico sobre dimensiones éticas de la sociedad de la información organizada por la UNESCO y la Comisión nacional vietnamita para la UNESCO tuvo lugar en 2008 en Hanoi (Vietnam). En estas y otras conferencias se lograron acuerdos regionales pero no se ha podido llegar a un documento oficial común.

El "Código de Conducta en materia de incitación ilegal al odio en Internet" de la Comisión Europea y de empresas de TI (Facebook, Twitter, YouTube, Microsoft) de 2016 es un paso en esta dirección como lo es también el "Convenio sobre cibercriminalidad" aprobado por el Comité de Ministros del Consejo de Europa en 2001 al que se adhirieron luego los EE.UU y otros estados no europeos.

Ver:
Rafael Capurro y Johannes B. Britz: In Search of a Code of Global Information Ethics: The Road Travelled and New Horizons.
Código de conducta en materia de incitación ilegal al odio en Internet.
Código de Conducta en materia de incitación ilegal al odio en Internet.
Convenio sobre cibercriminalidad:
Sky News: Cybercrime agreement to be signed by global leaders

 

4. ¿Cuáles son las implicaciones éticas de las decisiones mecánicas tomadas por fórmulas algorítmicas?

¿Qué es un algoritmo? El término proviene del nombre del matemático persa Al-Juarismi (ca. 780-850 DC) cuyo "Compendio de cálculo por compleción y comparación" trata de la aplicación del álgebra en problemas legales y comerciales de la vida cotidiana. Se suele decir que los algoritmos digitales tienen la capacidad de aprender, es decir, de cambiar las opciones iniciales en base a nuevos datos. Pero decir que los algoritmos aprenden es un antropomorfismo al igual que decir que toman decisiones o asumen responsabilidad. Quienes aprenden, toman decisiones y asumen responsabilidad son los seres humanos que los crean y/o usan. La acción humana se caracteriza por el hecho de que cada decisión está expuesta desde su mismo origen a lo imprevisible. Es esta contingencia la que no se puede eliminar mediante un algoritmo. Toda fijación de opciones posibles lleva consigo un riesgo ineludible con respecto a lo que queda excluído. Un algoritmo que gobierna, por ejemplo, los movimientos de un auto sin conductor, está además basado implícita o explícitamente en reglas morales o en leyes. Los dilemas morales surjen por dicha fijación.

Ver:
Rafael Capurro: La responsabilidad moral no puede ser delegada a algoritmos
Rafael Capurro: Entrevista con Yue-Hsuan Weng: The Quest for Roboethics
Rafael Capurro: Autonomous Zombies are not an Option.
En: 2025 AD, June 28, 2017


5. En su opinión, ¿cuáles son los principales dilemas vinculados a la ética informacional en el contexto latinoamericano?

Tal vez sea mejor hablar de temas y no sólo de dilemas en los que una multiplicidad de opciones quedan reducidas a dos que o llevan indistintamente al fin deseado o lo excluyen. En muchos casos, tanto en la vida privada como en la vida pública, estamos confrontados con múltiples opciones entre las cuales no es fácil prever cual es la mejor o menos malas. Esto exige un proceso de valoración que lleva su tiempo si no se quieren tomar decisiones impulsivas o guiadas por principios o valores aparentemente absolutos o que no necesitan una interpretación con relación a los problemas en cuestión.

Del 21 al 24 de febrero de 2017 celebramos con un simposio diez años de trabajo en ética informacional en Africa bajo el liderazgo del African Centre of Excelence for Information Ethics (ACEIE) del Department of Information Science de la Universidad de Pretoria. En las 12 secciones a las que participaron unos 50 expertos de 14 países (Nigeria, Ghana, Sudán, Uganda, Kenya, Tanzania, Malaui, Sudáfrica, Zimbaue, USA, Canada, Alemania, Países Bajos, Australia), se discutieron los siguientes temas que son también relevantes en el contexto latinoamericano, a saber: 1. Access and accessibility 2. African Information Ethics 3. Biometrics 4. Consideration of multilingualism 5. Corporate responsibility 6. Cybercrime and cybersecurity 7. Freedom of expression 8. Globalisation 9. Health considerations 10. Information ethics issues such as PAPAS (Privacy, Access, Intellectual Property, Accuracy and Security) 11. Impact of colonialism (and apartheid) 12. Importance of education 13. Importance of understanding core definitions 14. Importance of universal human rights 15. Indigenous knowledge and traditions 16. Multiculturalism 17. Multistakeholder participation 18. Natural phenomena 19. Negative impacts on the development of Africa 20. Opportunities brought on by ICTs 21. PEST (Political, Economic, Social and Technological) considerations 22. Prevalence of digital divide 23. Proper governance and legislation (or lack thereof) 24. Relationship between individual and culture 25. Role of international organisations. Cada tema abre amplios campos de reflexión y acción teniendo en cuenta los condicionamientos locales. El multiculturalismo y la diversidad de lenguas, por ejemplo, es diferente en Africa y en Latinoamérica. Sopesar la seguridad y el control social implica ver cuál el el marco legal existente o no en Latinoamérica que posibilite y limite la acción gubernamental.

El proyecto MISTICA liderado por Daniel Pimienta en el marco de la ahora disuelta Fundación Funredes ha sido una fuente importante de discusión, valoración y evaluación durante muchos años de lo que podemos llamar culturas digitales latinoamericanas. En el documento final de 2002 "Trabajando la Internet con una Visión Social" (Sección 13, punto 5) se plantearon las siguientes preguntas:

“a.¿Qué tanto las acciones que se promueven impulsan la producción de contenidos locales?
b. ¿Qué nivel de participación están teniendo las poblaciones con las que se trabaja en el desarrollo de contenidos locales?
c. ¿En qué medida se están promoviendo acciones que permitan diseminar y promover los contenidos locales?
d. ¿En qué sentido se está promoviendo la Internet como un espacio de expresión de los grupos menos favorecidos de la sociedad y de las culturas populares?”

Si bien hay grupos académicos latinoamericanos dedicados a reflexionar sobre estos temas creo que falta una mejor coordinación de las diferentes actividades. Esto se podría lograr, por ejemplo, creando Centros de Excelencia en Etica de la Información, semejantes al African Centre of Excellence for Information Ethics (ACEIE) en Sudáfrica. Soportes institucionales de estos centros son las universidades y centros de investigación. Entre estos últimos quisiera mencionar al Instituto Brasilero de Investigación en Ciencia y Tecnologia (IBICT) donde trabajan colegas como Marco Schneider y Gustavo Saldanha así como también a María Nélida González de Gómez de la Universidad Federal Fluminense. Una fuente importante de información y comunicación en este campo es la Red Latinoamericana de Etica de la Información (RELEI) liderada por Miguel Angel Pérez Alvarez de la UNAM (México). El primer congreso brasilero de ética de información tuvo lugar en João Pessoa en 2010 y el tercero en São Paulo en 2017. Finalmente quiero destacar el trabajo del jurista peruano Erick Iriarte Ahon con el proyecto LatinoamerICANN dedicado a la Internet Governance en América Latina sobre el que informa a través de una excelente lista <latinoamericann@dgroups.org>.

Ver:
African Centre of Excellence for Information Ethics (ACEIE)
Iriarte & Asociados
MISTICA (Metodología e Impacto Social de las Tecnologías de la Información y Comunicación en América)
Primer symposio brasilero sobre ética de la información (Joao Pessoa 2010)
Red Latinoamericana de ética de la información (RELEI)
Tercer symposio brasilero sobre ética de la información (Sao Paulo 2017)
World Café Sessions Report (2017)

 

6. El avance continuo de las formas de intrusión por parte del Estado y de grandes empresas privadas generan problemas relacionados con la privacidad. ¿Cuáles son los principales reflejos sociales del monitoreo masivo de las formas de comunicación contemporáneas 

Lo público y lo privado son fenómenos fundamentales de toda sociedad humana en cuanto que el ser humano tiene un conocimiento limitado de sí mismo y del mundo. Su supervivencia y desarrollo depende no sólo de sistemas de inmunidad biológica sino también de todo tipo de sistemas de protección entre los cuales las reglas morales y legales juegan un rol preponderante además de los sistemas técnicos que cada vez más están determinados por la técnica digital. En otras palabras, una sociedad tecnológicamente avanzada como lo es la sociedad digital actual, depende de sistemas de protección que permitan tanto su substistencia como sociedad organizada en diversos sistemas, así como también la subsistencia y el desarrollo de sus miembros con sus fines propios. Esto último quiere decir que una sociedad que respete la libertad individual de sus miembros tiene que evitar tanto un sistema inmunitario técnico y simbólico que permita al estado un control de sus súbditos bajo el pretexto de protejerlos, como un sistema en el que la libre comunicación entre los individuos sea un monopolio de agentes privados. Esto último sucede actualmente con diferentes grados de pérdida de privacidad a favor de la trasparencia por parte de estos agentes y de su colaboración con agentes estatales.

La diferencia público / privado varía de acuerdo a condicionamientos históricos complejos de relaciones de poder en campos tales como la vida diaria, la política, la economía, la cultura, la técnica o la religión. Si entendemos el código público / privado como la posibilidad de ocultar y revelar quiénes somos, podemos analizar cómo se juega hoy la intrusión del estado o de empresas privadas usando técnicas comunicacionales digitales a diferencia de otras sociedades basadas en la oralidad, la escritura y la imprenta. La diferencia público / privado tiene que ver también con el juego social de estima o desestima en la que se funda la identidad personal y social. El monitoreo masivo de la comunicación digital pone en tela de juicio dicha libertad sin que a menudo un individuo o un grupo en una red social lo perciba como tal. Si bien el estado puede prohibir por ley ciertas formas de comunicación como el discurso de odio (hate speech), lo hace a menudo a través de una censura impuesta a los intermediarios. Esto no resuelve el problema de fondo que es el hecho de que la comunicación digital esté en manos de grandes compañías siendo así que la comunicación como la pensó, por ejemplo, Jürgen Habermas, es el motor de la democracia y por tanto algo eminentemente político.

La pregunta que surge es entonces ¿por qué no hemos creado espacios públicos de comunicación digital garantizados por la ley? Es como si en el caso de las ciudades tuviéramos sólo calles y plazas privadas. Hay quienes se jactan de que dos mil millones de personas son miembros de una red social creada por una empresa privada, que aspira a  que todos los seres humanos sean sus miembros. Las consecuencias de una humanidad formateada ya sea por un estado o por una empresa privada, independientemente de sus buenas intenciones, son fáciles de imaginar. Ellas atañen no sólo una centralización del poder en manos de personas o grupos no elegidos democráticamente ni legitimados para definir las reglas del juego social, sino también una transformación fundamental de la pluralidad y diversidad de sociedades humanas en torno a una visión tecnocrática. Esta tiene sus raíces en las religiones y sus aspiraciones de salvación universal mediante la formación de un corpus mysticum que es proyectado ahora en el medio digital. Llamo a estas visiones cibergnosis. El jurista italiano Stefano Rodotà, recientemente fallecido, no se cansó de insistir en lo que él llamó "habeas data", es decir, el derecho de los individuos a que se respeten sus datos en forma similar a la promesa hecha en la Magna Carta en 1215: "We shall not lay hand upon thee" que concierne el respeto al cuerpo humano en su integridad ("habeas corpus").

Ver:
Rafael Capurro: Aspectos interculturales de la privacidad en un mundo digitalmente globalizado.
Rafael Capurro - Christoph Pingel: Ethical Issues of Online Communication Research.
European Group on Ethics in Science and New Technologies (EGE): Opinion Nr. 20, 16/3/2005 (Rapporteurs S. Rodotà y R. Capurro):  Ethical Aspects of ICT Implants in the Human Body.


7. En el entorno digital cualquier información se vuelve global.
En este contexto, ¿es posible tener una conducta ética igualmente global, considerando culturas, valores y tradiciones tan distintas? ¿Cómo lograrlo 

La pregunta apunta a una posible adecuación entre información global y conducta ética igualmente global, es decir, fundamentada en normas y valores transculturales y universales. Esta adecuación es diferente a la que buscó la Ilustración contraponiendo valores universales a los principios del Ancien Régime. Karl Marx dio otro tipo de respuesta frente a la inadecuación entre los valores universales representados por la clase trabajadora y los intereses del capital. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, por su lado, fue una respuesta política a los horrores de la Segunda Guerra Mundial. La pregunta por aquello que nos une como humanidad no ha cesado de preocuparnos desde los inicios de la filosofía en Occidente y en otras grandes culturas así como en la ciencia moderna como heredera de la filosofía. Ella está también presente en religiones con mensajes universalistas. Y lo está también en las ambiciones políticas de crear reinos o estados universales o, por lo menos, de someter a otras culturas a intereses coloniales no dudando, en muchos casos, de instrumentalizar declaraciones universales para intereses particulares.

Culturas, lenguajes y formas de vida se influencian mutuamente creando diversos tipos de hibridizaciones o identidades en flujo permanente. Estas últimas son una forma de realizar la universalidad como una variedad y no como una homogeneidad. Dicha variedad supone entonces un constante esfuerzo de traducción tanto lingüística como de formas de vida o de comprender al lenguaje como forma de vida, incluyendo costumbres, estilos de construcción, modas, tradiciones culinarias, mitos, ritos y literaturas etc. Universalidad y variedad no son, vistas así, conceptos contradictorios. La variedad cultural que implica una variedad de valores y principios éticos no es menos importante que la diversidad biológica aunque ambas se distinguen en el sentido de que la variedad de culturas va acompañada de la posibilidad de reflexión sobre sí misma y de pensar justamente su variedad como unidad.

La globalidad creada por la tecnología digital puede uniformar las culturas, lenguas, valores  en la que somos no cosmopolitas como lo pensó, por ejemplo, el filófoso griego Diógenes de Sinope, sino ciudadanos de la red o endictiopolitas (del griego: dyktion = red). Pero este tipo de universalismo tecno-político no es sino una visión tecnocrática que ve a la humanidad con su variedad de culturas y formas de vida en el mundo real como algo que hay que superar. El cibermundo es un lugar paradigmático de la era digital en el que tienen lugar luchas económicas, sociales, políticas y religiosas. ¿Qué significa tener una conducta ética global en la era digital? Ni más ni menos que cuestionar universalismos tecnocráticos y ambiciones monopólicas, luchar contra el mal uso de la red para todo tipo de acciones destructivas y discriminatorias, y transformarla en un lugar regido por leyes comunes, el respeto mutuo y la solidaridad.

Ver:
Rafael Capurro: Cidadania na Era Digital.
En: Adilson Cabral e Eula Cabral (eds.) Comunicação, Cultura, Informação e democracia: tensões e contradições. Porto: media xxi, 2017, 49-75.
Luis Germán Rodríguez L. y  Miguel Angel Pérez Alvarez (eds.): Ética multicultural y sociedad en red. Madrid: Telefónica 2014.
Toni Samek & Lynette Schultz (eds.): Information Ethics, Globalization and  Citizenship. Essays on Ideas to Praxis.
Jefferson NC: McFarland.


8.
En varias áreas del conocimiento el uso de robots es cada día más frecuente. Hablando específicamente de periodismo, cómo usted observa esa relación entre máquina y seres humanos?

Esta pregunta tiene una larga historia. Hay antecedentes míticos a los que alude, por ejemplo, Homero en la "Ilíada" (18, 369-379) cuando habla de Hefesto, el dios de los herreros y artesanos, que fabrica sirvientes artificiales que asisten a los dioses en sus asambleas moviéndose por sí mismos (oi automatoi). Aristóteles menciona estos versos en su "Política" (Pol. 1253 b 35-39) cuando dice, con cierta ironía, que si tuviéramos sirvientes artificiales no necesitaríamos esclavos. Karl Marx cita este pasaje de Aristóteles, "el pensador más grande de la Antigüedad", en "Das Kapital" y critica a los economistas que no comprenden que "la máquina es el instrumento más probado para alargar el trabajo diario." (IV, cap. 13, 3, b)

Los robots de la era digital van más allá de lo que pensaba Marx, ya que en vez de alargar el trabajo diario sustituyen a los trabajadores que tienen así tiempo pero no trabajo, por lo menos mientras no logren capacitarse para otros tipos de trabajo propios de la era digital. Por otro lado Marx tiene razón si entendemos el término robots en un sentido amplio incluyendo en él, por ejemplo, instrumentos como el teléfono celular o todo tipo de objetos conectados a la red en lo que se llama Internet de las cosas. Esto crea una situación de estar conectado permanentemente tanto en la vida diaria como en la laboral.

El régimen del tiempo impuesto por la técnica digital es más amplio que el que impuso la modernidad en base al reloj pero ambos tienen algo en común en cuanto que obligan a los individuos a vivir sólo en el presente, desligándolos de la libertad de recordar el pasado y de abrirse al futuro, es decir, de vivir el tiempo humano tridimensional. En este sentido, el cambio introducido por la robótica es tal que la vida humana se mide por el tiempo unidimensional propio de los robots aún cuando estos imiten al tiempo humano y aún cuando los robots nos traigan muchas ventajas tanto en la vida diaria como laboral. El desafío consiste en no dejarnos dominar por su régimen temporal y por aquellos que los usan como instrumento de vigilancia, dominio y opresión de diversos tipos y grados, con o sin el consentimiento de los sujetos que se transforman así en objetos de quienes gerencian el poder político y/o económico en el mundo digitalizado.

Esto vale también para el periodismo no sólo con respecto al uso de la así llamada inteligencia artificial para las tareas periodísticas a todo nivel, sino también para la relación entre el periodismo como filtro regulador de la difusión de noticias en un medio aún no suficientemente regulado por la ley. El desafío consiste en no perder el impulso liberador de la red digital global e interactiva con sus posibilidades de mejorar la vida de miles de millones de seres humanos. La libertad de prensa no tiene lugar en un espacio neutral sino que se juega en medio de las luchas de poder a nivel local y global. A los clásicos agentes mediáticos como la prensa y los canales televisivos públicos y privados se suman ahora oligopolistas de la era digital como Facebook o Google, quienes filtran de diversas maneras lo que es más o menos importante. Este filtrar significa en muchos casos tergiversar las noticias de tal modo que lo falso aparece como verdadero (fake news). Esta tergiversación es un poderoso instrumento de lucha política, económica y militar (digital warfare). La lucha de medios se torna así en un elemento fundamental de las sociedades del siglo xxi. El periodismo como actor social necesita redefinir su rol y su responsabilidad en este nuevo contexto mediático.

Estamos viviendo la alborada de la era digital, pero sus facetas positivas y negativas ya se ofrecen a la vista de un observador atento que no se deja obnuvilar ni por las promesas de un marketing agresivo ni por las obsesiones, ambiciones y esperanzas que toda creación humana trae consigo. Como lo dijo el filósofo francés Jean Brun, aludiendo a  reflexiones de Paul Valéry sobre las "máquinas calculantes", las máquinas son hijas de la imaginación más que de la razón. Ellas son "aparatos metafísicos" de quienes el ser humano espera no sólo una salvación socio-económica sino algo que lo libere de sus límites existenciales. Recién estamos comenzando a soñar sueños digitales. No olvidemos el dicho de Francisco Goya: "El sueño de la razón engendra monstruos."

Ver:
Jean Brun: Biographie de la machine. En: Les études philosophiques, 1985, 1, p. 3-16.
Rafael Capurro: Living with Online Robots.
Rafael Capurro: Autonomous Zombies are not an Option.
Rafael Capurro: The Quest for Roboethics: an Interview with Yue-Hsuan Weng.
Rafael Capurro: La cosa para pensar.
Hektor Haarkötter & Felix Weil (Guest Editors): Ethics for the Internet of Things. International Review of Information Ethics, 22/2014

Agradecimiento

El autor agradece al Prof. Oscar Krütli (Prov. de Córdoba, Argentina) por su lectura crítica de este texto.


Ultima actualización: 25 de agosto  de 2017

 

 
     

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